CAROL, DE TODA LA VIDA

ncuentro a Carolina Yuste (Badajoz, 1991) en Madrid, moviendo cajas en medio de una mudanza que suena agotadora. Su agenda también lo hace, pero eso es buena señal. Entre los cinco proyectos que estrena este año se encuentra , la ópera prima de otra Carolina cumple el requisito. Ese y el de que los personajes femeninos sean fuertes, no meros accesorios de los masculinos. Por eso Yuste aceptó el papel. Las mujeres ficcionadas que solo intervienen en calidad de novia, amante, prima y abuela, pero que no tienen identidad propia, no le interesan a la extremeña. "Eso ya lo evito". No lo hace por tener más minutos en la pantalla, sino por el mensaje. "He elegido pelis en las que he tenido un personaje muy pequeño pero cuya historia he creído que merecía ser contada. Hay mucha gente que no está representada en el audiovisual. Llevamos ya tiempo con el movimiento feminista y con mucha conciencia de mujeres que hemos dicho 'por aquí no pasamos', ahora debemos abrir las puertas a otras minorías", sostiene. Entre sus deseos, escribir sus propios proyectos para hablar sobre su generación que, cree, está envuelta en prejuicios: "Si hablamos de los años 80 o 90 entendemos lo que sucedió, pero si hablamos de la nuestra, los que fuimos adolescentes en los 2000, los que todavía llamábamos por las cabinas de teléfono y escuchábamos a Don Omar y nos poníamos un chándal del mercadillo que ahora valdría 100 pavos, los que nos saltábamos las clases y lo máximo que hacíamos, en provincias, era esperar al viernes para poder salir un poco… Ahora solo se nos conoce como la generación que nació con la palabra 'crisis' detrás de la oreja". Yuste reclama dar voz a los suyos. "Nos han obligado a irnos. A sacarnos más de una carrera y muchísimos estudios y hacerlo todo, muchas cosas, para poder triunfar". Yuste llega así a la revelación, a lo que mejor define su época de chavala: "Cuando lo pasábamos realmente bien era cuando bailábamos a ritmo de Daddy Yankee".