Daniel Ortega en su laberinto
El miedo, esa sensación de angustia que provoca en los políticos con vocación autoritaria la posibilidad de perder el poder, es lo que está detrás de la escalada represiva que ejecuta el presidente nicaragüense Daniel Ortega contra sus opositores, en especial contra los pre-candidatos que se alistaban para enfrentarlo en las elecciones de noviembre próximo.
Así lo piensan el excomandante sandinista Luis Carrión y el economista, historiador y exdiputado opositor Enrique Sáenz.
En entrevistas por separado con Proceso, ambos dicen estar convencidos de que ese miedo surge del alto costo que tendría para Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, perder el control político de un país que han manejado a su antojo los últimos 15 años.
Son tantas las acusaciones y evidencias que los incriminan en violaciones de los derechos humanos, en crímenes de lesa humanidad y en actos de corrupción, que el poder y el manto de impunidad que trae aparejado se han convertido en una necesidad para ellos y sus ocho hijos, quienes manejan empresas, medios de comunicación y asuntos de gobierno.
“Si dejan el poder en una situación de crisis como la que se vive ahora, ¿a dónde van a ir? No creo que a la familia le interese irse
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