Fotogramas

Críticas

Queridos camaradas

Dorogie tovarishchi! (Rusia, 2020, 121 min.). Dir.: Andrei Konchalovsky. Int.: Julia Vysotskaya, Vladislav Komarov, Andrei Gusev, Yulia Burova, Sergei Erlish. DRAMA.

El padre de Andrei Konchalovsky escribió la letra del himno soviético, pero su hijo, a los 83 años, ha decidido cerrar la boca, no quiere tararearlo, ha preferido quitarle la música y la poesía para que sus disonancias hablen por sí mismas. No sabemos si Putin estará contento con este feroz retrato de la brutalidad del régimen comunista para con su pueblo, esos obreros que habían hecho de la Unión Soviética un búnker anticapitalista donde, supuestamente, la igualdad de oportunidades, la solidaridad de clase y la miseria compartida se habían convertido en un estribillo que todos se sabían de memoria. Queridos camaradas examina qué ocurrió cuando el pueblo en huelga decidió que el partido ya no los representaba, tocando otra canción para reclamar su perdida dignidad moral. En la línea establecida por su anterior Para’so, en un blanco y negro monacal y encuadre académico, claustrofóbico, que recompone continuamente la verticalidad del plano para encerrar a los que lo habitan, la película de Konchalovsky no solo explica la urgencia del aparato represivo de un totalitarismo para silenciar a sus disidentes –la escena de la masacre en las calles de Novocherkask es, en ese sentido, escalofriante– sino también la toma de conciencia individual frente a la barbarie cuando los fieles a la causa se quitan la venda de los ojos.

Emociones sin maniqueísmos. Buena parte de la película cuenta el vía crucis de Lyuda (espléndida Vysotskaya), mujer del partido y nostálgica de Stalin, al buscar a su hija, que puede estar viva o muerta después de la matanza. Es interesante que Konchalovsky utilice a un personaje tan antipático, tan sometido a las exigencias del guion comunista, para que entendamos la transformación de todo un pueblo. No hay apenas escenas en las que Lyuda explique verbalmente un cambio ideológico que se produce al mismo tiempo que el estallido de sus impulsos maternos, que no tienen nada que ver con la política. Así las cosas, al margen del retrato de la miseria de los altos mandos y la desesperación de los intermedios, de la estupefacción de los militares al recibir órdenes con las que no están de acuerdo y de la (excesiva) benevolencia de un agente del KGB que se identificará con las contradicciones morales de la protagonista, la película sabe exprimir emociones puras sin caer nunca en el maniqueísmo. Sergi Sànchez

Ent. con Andrei Konchalovsky en pág. 76

ESTRENO: 9 JULIO

PARA LOS QUE CREAN QUE CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE MEJOR.

Lo mejor: la toma de conciencia de la heroína y la austeridad formal de la propuesta.

Lo peor: el agente del KGB que ayuda a la protagonista resulta un tanto instrumental.

El cover

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