Florence Pugh UNA JOVEN PROMETEDORA
“Quiero seguir interpretando personajes interesantes y raros… Y seguir trabajando con gente como la que he trabajado hasta ahora, también interesante y rara.”
Seguro que hay una palabra en alemán para esta sensación: la contradictoria emoción que uno siente cuando todo le va bien mientras al resto de la gente le va, digamos, regular. Un término tan preciso y teutón como –ese gozo inconfesable que se experimenta al ver el sufrimiento ajeno–, pero de mejor rollo e incluso con un punto de placer culpable. Un vocablo que defina lo que debe de haberle pasado por la cabeza a Florence Pugh (Oxford, Inglaterra, 1996) este último año y medio. Tras encadenar tres trabajos completamente distintos como (S. Merchant, 2019), (A. Aster, 2019) y (G. Gerwig, 2019), en la que nos brindó la versión definitiva de Amy March y logró su primera nominación al Oscar, la última joven promesa surgida de la prodigiosa cantera británica estaba a nada de proclamarse –como sus adoradísimos Leonardo DiCaprio y Kate Winslet enla reina del mundo. Pero justo entonces, llega el iceberg COVID-19 y todo se paraliza… incluso la alegría por el trabajo bien hecho. ¿Cómo procesa uno el éxito individual cuando lo colectivo se enfrenta a una crisis universal? cuenta Pugh con su inconfundible voz rota a FOTOGRAMAS. crescendo dice rebatiendo esa idea del éxito perdido y frustrando nuestras aspiraciones etimológicas. sigue. El Final, ríe. .
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos