EL VERDE COMO FORMA DE VIDA
Y, de repente, todo se tiñó de verde. Verde como los valles del sur de Gales que retrató la película que John Ford rodó en 1941, Qué verde era mi valle. Verde como los bosques de abetos y pinos de valles suizos como el de Joux, al oeste del país, centro mundial de la alta relojería mecánica. Y verde esperanza, pues sabe Dios que la necesitamos en tiempos de gris–pandemia.
El verde, en toda su gama (pistacho, menta, tropical, militar, aceituna…), ha estado muy presente en las novedades relojeras del primer cuatrimestre del año. Como si todos los diseñadores de relojes se hubieran puesto de acuerdo y echaran de menos un poco de naturaleza y grandes dosis
