GUÍA ESQUIRE ALTA RELOJERÍA IMPRESCINDIBLE
Tudor
HacÍa tiempo que no veÍamos un reloj de pulsera fabricado en plata. Lo ha conseguido Tudor en su Black Bay Fifty-Eight 925 gracias al uso de una exclusiva aleación
De pocos relojes se han escrito tantas líneas en las últimas semanas como de este Black Bay Fifty-Eight 925. Una atención merecida, porque no es habitual encontrar en el mercado un ejemplar de plata. Todo hemos tenido en casa un antiguo marco de fotos o la cubertería de la abuela fabricada con este metal y sabemos que el paso del tiempo le imprime una pátina negra que solo desaparece después de un enérgico frotado. Aunque sea solo un cambio estético que no afecta a su naturaleza, este ennegrecimiento imposibilitaba su uso en la relojería moderna. Pero Tudor ha dado con el secreto para elaborar una plata que conserva su prestancia. Este Black Bay Fifty-Eight 925 (4.080 €) es espectacular, aunque hace falta tenerlo entre las manos para apreciar el brillo de su singular caja de plata, más gris que la habitual de acero y a la vez mucho más resplandeciente. Incluso el tacto es diferente.
El equipo de diseño de Tudor, dirigido por el español Ander Ugarte, ha acertado de pleno en la puesta en escena de esta nueva creación. Tanto la esfera como el disco de aluminio del bisel presentan un acabado gris topo (uno de los colores de la temporada) que casa a la perfección con la caja. El diámetro (39 mm) es similar al de anteriores entregas del Black Bay Fifty-Eight. Sí cambia el fondo de la caja, realizado por primera vez con un cristal de zafiro y a través del
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