Un oasis educativo en la selva urbana
Minutos antes de las 09:00 horas, dos adolescentes llegan acompañados de sus madres a un pequeño lugar de la colonia Héroes de Padierna, una de las zonas más marginadas y violentas de la alcaldía Tlalpan, en el sur de la Ciudad de México. De sus mochilas sacan sus trajes tyvek que los cubren de pies a cabeza, se acomodan su cubrebocas y su mascarilla, se frotan las manos con gel antibacterial y se sientan, listos para tomar su clase de regularización de matemáticas.
No es un salón de clases normal. Es un local de unos cuatro metros cuadrados, en la calle Huehuetán, casi esquina con Tekal, el cual el matrimonio de Dalia Dávila y Fernando Lozano llamó Rinconcito de la Esperanza. Es ahí donde enfocan su tiempo, su poco dinero y sus muchas ganas de ayudar a los niños a fin de que no abandonen la escuela ante las dificultades para adaptarse al sistema de clases por televisión abierta que la SEP implantó el año pasado a causa de la pandemia por covid-19.
“Le dije a mi mamá que me sacara de la escuela porque ya no le entendía nada a los maestros, me quedaba con muchas dudas y no tenía a quién preguntarle. Me ponía muy triste porque a mí sí me gusta estudiar, pero así ya no estaba aprendiendo”, recuerda Julián, de 13 años,
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