Hermanas Osborne TODAS PARA UNA
Un estudio de fotografía es un lugar donde se hace magia. Aunque, quizás por eso mismo, no suele invitar a mostrarse con naturalidad. Al poner pie en uno, te notas inclinado, casi por instinto, a adoptar una pose, a ponerte de escorzo respecto a la vida cotidiana, a sonreír para la cámara. Resulta muy difícil sustraerse a ese influjo y abrirse de verdad en una entrevista, más allá de confesiones más o menos calculadas y respuestas de manual. Pero a Alejandra (1980), Eugenia (1986), Claudia (1989) y Ana Cristina (1995) no se ve que les cueste nada en absoluto. Las cuatro hijas de Sandra Domecq -tres de su primer matrimonio, con Bertín Osborne, y la cuarta, fruto de su siguiente enlace, con el fotógrafo Fernando Portillo-ríen con desenvoltura, se pisan al hablar, se pinchan unas a otras, lloran si así lo sienten... «Papá siempre se ha presentado tal y como es. Por eso la gente le quiereY quizás sea esa la explicación; o tal vez tenga que ver con que hoy se encuentran todas aquí, de forma que les parece estar un poquito en casa. En cualquier caso, cuando se sientan frente a mí en un sofá largo, vestidas todavía con los atuendos de Hoss Intropia que se han enfundado para la sesión (juntas, son imagen de la colección con la que vuelve a escena esta marca de culto veo que eso a lo que los medios nos referimos colectivamente como está compuesto por elementos de lo más dispar. Por mucho que se compenetren y que en ocasiones funcionen como una sola mente -acabando las frases de la otra o respondiendo a una pregunta en estéreo-, cada una posee un carácter y un talento únicos. «Aquí hay un montón de personalidades...», se lanza a decir Eugenia al poco de empezar la charla, y Ana Cristina apuntilla con una carcajada: «Raras». Y otra de ellas: «No, marcadas». «Diferentes», suaviza la última. Sus profesiones tampoco podrían ser más distintas. La pequeña, Ana Cristina, trabaja nada menos que en el sector del transporte marítimo, y es «muy perfeccionista», se define ella misma. «Es una persona que se piensa las cosas muchísimo», abundan sus hermanas. «Tiene todo superorganizado, milimetrado, y, si no, se pone nerviosa. ¡Hasta se hace hojas de Excel de sus viajes, de los restaurantes a los que quiere ir...». Claudia, que estudió Derecho, se dedicó durante un tiempo a la moda y luego pasó varios años viviendo en Estados Unidos, ejerce ahora de y ha publicado un libro sobre la materia, algo con lo que ha hallado su lugar. «Estoy bastante , logra deslizar ella antes de que Alejandra la interrumpa para apuntar con sorna que «antes era menos Y esto provoca uno de esos intercambios a cuatro bandas dignos de guion de Hollywood que distinguen al clan: «Antes yo era una bomba a punto de explotar», explica la aludida. «Constantemente», precisa Alejandra. «Constantemente», confirma ella. «Y explotaba», añade Eugenia. «Y acojonaba», remata Ana Cristina, dejando que concluya la propia Claudia: «Me ha cambiado la vida a mejor».
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