ELOY DE LA IGLESIA, UN REBELDE CON CAUSA
“Soy el cineasta siempre a contracorriente, el que hace la película que en ese momento no se debe hacer, el que saca el tema sobre el que se había consensuado no hablar”.
Cuando lo acusaban de hacer un cineSu feroz independencia para no plegarse a imposiciones ni conveniencias y el hecho de que la acción de la mayoría de sus films tenía lugar en el tiempo en el que se filmaron hacen de su cine un testimonio imprescindible de la evolución de la España real del tardofranquismo al inicio de la Democracia. Esto mismo lo puso en el punto de mira de la censura, que hasta su desaparición lo persiguió con ahínco, de los 62 cortes sufridos por (1972) a la amenaza de prohibición de (1977). Los nuevos aires de libertad le permitieron abordar sin ataduras los temas que más le interesaban, como la dificultad para vivir la propia identidad sexual, el fracaso de la familia, la corrupción política y la desigualdad económica y social, tratados con sordidez. Homosexual y comunista, las comparaciones con Pier Paolo Pasolini y Rainer W. Fassbinder fueron inevitables. Cada nueva película lanzaba un desafío a los límites establecidos. En especial en el terreno erótico, de la zoofilia en (1977) a la castración física como reflejo de la represión mental que atormentaba al protagonista de (1978). opinaba. Cineasta precoz, debutó muy joven con (1966), trama infantil suma de tres cuentos que había dirigido para televisión. La buena acogida de sus films por el público le permitió rodar sin pausa 21 largometrajes en 20 años. Hasta que quedó atrapado por ese mundo marginal que tanto lo atraía, y cayó en la drogadicción. confesaba. Tras 15 años de silenció dirigió su testamento fílmico (2003). Falleció el 23 de marzo de 2006.
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