30 AÑOS DE UN CLÁSICO MODERNO “¿Qué tal, Clarice? ¿Ya han dejado de chillar los corderos?”
“Tenía 29 años cuando la rodé. Mientras la hacíamos no era consciente de que nunca más tendría una experiencia así.”
Jodie Foster, actriz.
30 de marzo de 1992, cuando Paul Newman y Elizabeth Taylor abrieron el sobre con el último Oscar de la noche, hizo historia. La estatuilla a Mejor Película no solo la convertía en la primera cinta de terror en ganar el premio más importante. Los otros cuatro que se llevó –Mejor Director para Jonathan Demme, Mejor Actor para Anthony Hopkins, Mejor Actriz para Jodie Foster y Mejor Guion Adaptado para Ted Tally– hacían de ella la tercera película, después de (F. Capra, 1934) y (M. Forman, 1975) en arrasar en las cinco categorías principales, las Big Five, un hito que no ha vuelto a repetirse desde entonces. Pero el primer paso en el periplo de para erigirse como el clásico moderno que es hoy empezó tres años antes. Y fue en ese mismo Shrine Auditorium, cuando el actor que había comprado los
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