SANCHO IV Y ENRIQUE III
Llama la atención que algunos de los monarcas que tenían el supuesto poder de curar cayesen víctimas de la enfermedad. Les ocurrió a dos reyes castellanos: Sancho IV y Enrique III. Como veremos más adelante en otros reportajes, la peste negra y la lepra no perdonaron a los miembros de la realeza europea, pero había otras enfermedades terribles circulando por todo el territorio. Una de ellas, la tuberculosis, acabó matando a reyes y reinas que, supuestamente, tenían poderes divinos que les volvían inmunes. Ni las mejores condiciones materiales, sanitarias y nutritivas de las que gozaban les ayudaron a esquivar las infecciones que recorrían el continente.
Conocida a través de la historia como, que se sirven de la sangre para infectar el resto del organismo. Con gran variedad de cuadros clínicos dependiendo del órgano al que afecte, en este concepto se incluyeron otras enfermedades causadas por el mismo microorganismo y que recibieron nombres propios que aún hoy se utilizan, como el mal de Pott o la escrófula.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos