SALVARNOS A NO SOTROS MISMOS
La contaminación atmosférica causa unos siete millones de muertes anuales en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Respirar aire contaminado aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias, cardiovasculares y metabólicas. A esta cifra hay que añadir las muertes relacionadas con otros tipos de contaminación ambiental, como la hídrica (se estima que la mala calidad del agua provoca unas quinientas mil muertes al año, además de transmitir enfermedades como el cólera, la disentería o la fiebre tifoidea) o la química (trescientas cincuenta y cinco mil muertes anuales por la exposición a tóxicos industriales).
La contaminación ambiental ha provocado la degradación y destrucción de hábitats naturales y la pérdida de diversidad biológica; en este sentido, los científicos predicen una “sexta extinción” de especies animales. Y es, también, la principal causa del calentamiento global. La masiva emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero durante los dos feúltimos siglos, principalmente de dióxido de carbono (CO2), debido al uso intensivo de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) en la industria y el transporte, está ocasionando un aumento de la temperatura media de la Tierra.
Este incremento está afectando a la estabilidad del sistema climático. Se calcula que, si la temperatura sigue au mentando y llega a superar los 2 ºC, la alteración podría ser irreversible y sus consecuencias catastróficas: inundaciones por la subida del nivel del mar a causa de la dilatación térmica de las aguas oceánicas, deshielo de los polos y glaciares, deforestación por el aumento de los incendios, desertización, aumento de especies invasoras, incremento de los feúltimos nómenos meteorológicos extremos… Unas consecuencias ambientales
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