LOS VIDENTES DE LOS PRESIDENTES
atalia Lvova era conocida como «la Bruja de Stalin». No en vano, fue una de las mujeres que más próxima estuvo al dictador, no por cuestiones sexuales, que Lvova lo protegía de las maldiciones y de las influencias negativas de sus oponentes. Como medida preventiva ante la magia negra, le recomendaba que no lo fotografiasen y que no revelase su verdadera fecha de nacimiento para evitar que le hicieran una carta astral. Aunque se sabe muy poco sobre esta vidente, pues era un asunto de Estado sometido al mayor de los secretos, es probable que Lvova asesorara a Stalin en decisiones relacionadas con las purgas de sus colaboradores más cercanos. Otro líder soviético, Leonid Brezhnev, también tuvo su sanadora particular. Se trató de Evgenia Davitashvili, conocida con el nombre de Juna, una popular sanadora de Rusia. Brézhnev, cuando la descubrió, la llevó de Tbilisi a Moscú. Estaba convencido de que lo había salvado de la muerte en varias ocasiones. Cuando Juna lo dejó, al poco el líder murió. Fue tan famosa en los círculos de poder que «asesoró» a mandatarios como Mijail Gorbachov o Boris Yeltsin. Nada debe extrañarnos, pues hasta Putin cuenta con un grupo de devotas «brujas» del autodenominado Imperio de las Brujas más Poderosas, que dicen estar a su servicio para protegerlo.
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