El efecto Misty
La historia de Misty Copeland (Misuri, 1982) es de las que inspiran: su infancia fue una mudanza constante, siempre en busca de un sitio donde dormir y con la música como único refugio. Hoy es un prodigio de la danza que ha roto moldes y prejuicios raciales, un icono de la lucha por la igualdad y la culpable de que el ballet sea todo un fenómeno en su país. Ahora lleva más lejos su mensaje como embajadora de la colección Chronomat, de la firma relojera Breitling.
¿Cuándo empezaste a bailar?
A los 4 o 5 años. Mi madre fuede los Kansas City Chiefs, así que la música y el baile estaban muy presentes en mi casa, que parecía un caos. Yo era una de los seis niños de una familia monoparental. Siempre estábamos de mudanza; a veces ni siquiera teníamos un hogar, dormíamos en moteles. La música era mi válvula para escapar de todo aquello.
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