Así me ha cambiado 2020
Hace sólo un año, si alguien me hubiera dicho que iba a estar en esta cola, me hubiera echado a reír. Pero es lo que hay y tengo que comer. Mi chico no viene, le da vergüenza que puedan reconocerle. Aunque este centro de Cáritas está muy lejos de nuestro barrio » . No son las palabras de un sintecho o de alguien con problemas de drogas o alcohol, no; es el testimonio de Isabel, una joven de 27 años a la que la pandemia ha llevado hasta la fila del comedor social que la organización católica tiene en el centro de Madrid. Y el número de personas que esperan con ella, respetando el metro y medio de seguridad, no es pequeño.
Isabel no es su verdadero nombre. No quiere que nadie pueda descubrir su secreto. Si mi madre se entera de que estoy en esta situación, viene a buscarme para que vuelva al pueblo. Allí no han tenido ni rastro de coronavirus » , dice. Ella forma parte de la generación un grupo demográfico que ha crecido en una época de prosperidad y que
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos