VUDÚ DEATH ¿PODEMOS MORIR DE MIEDO?
“Ahí fuera, entre las sombras hay algo–relataba el doctor Jiménez del Oso (1941-2005)–. No es hombre ni animal. No está vivo ni está muerto. Es algo que acecha, que se esconde esperando al caminante solitario. Algo hecho de la misma sustancia que los sueños. Algo sin forma, capaz de adoptar mil formas diferentes. Ahí fuera, entre las sombras de la noche, está el miedo… Hace varios miles de siglos aprendimos que nuestros sentidos nos colocaban en desventaja frente a los animales nocturnos. Cuando en el atardecer, el monstruo de la Tierra devoraba al Sol en el horizonte, dejábamos de ser cazadores para convertirnos en presas. La cueva y el fuego fueron entonces una conquista para nuestra supervivencia, pero también una cárcel que nos condenaba a recordar, a imaginar… y a tejer historias que unas veces aliviaban el miedo, y otras lo alimentaban”.
Es una invasión de angustia que nos produce aversión pero que, al mismo tiempo, nos regocija. Desde pequeños buscábamos el miedo en los cuentos de terror o en las atracciones de feria como el tren de la bruja. Ya de adultos, seguimos buscándolo a través de películas como El Exorcista (MÁS ALLÁ, 377). Sin pretenderlo, el miedo se ha convertido en ese compañero de viaje, no buscado, pero que nos acompaña en este paréntesis que transcurre desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte…
MIEDO, ¿REGRESO A LA INFANCIA?
Chicho Ibáñez Serrador (MÁS ALLÁ, 364), (1999) vinculaba la necesidad que tenemos de sentir miedo con la nostalgia de regresar a la infancia: .
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