TEODORA VANGUARDISTA
eodora, santificada por la Iglesia ortodoxa por sus esfuerzos en fundar iglesias y monasterios –entre ellos, la magnífica y emblemática basílica de Santa Sofía (Estambul), luego museo y mezquita–, además de por la ardua tarea de tratar de encontrar la armonía entre cristianos ortodoxos y monofisitas en plena época de controversia religiosa, llega sin embargo primero a nosotros como figura popular del Hipódromo de Constantinopla, donde ejerció a lo largo de su juventud como actriz y prostituta, gracias a una historiografía que ha hecho prevalecer la malintencionada narración de Procopio como fuente principal de consulta sobre la vida de la emperatriz. El cronista redactó su Historia secreta a espaldas de sus trabajos oficiales: Sobre los edificios, Historia de las guerras… En estos, y por encargo del mismo Justiniano, resalta las hazañas de conquista territorial y las importantes labores jurídicas del emperador y su esposa Teodora, quienes intentarían
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