A DOS METROS DE TODO Y DE TI
spaña es un país de encuentros en la tercera fase con distanciamiento decimal. Que no hay modo alguno de encontrar la forma de reducir los dos metros de seguridad, la distancia que media o debería medir entre cualquier humano en la era de las curvas doblegadas. Porque esos dos metros desde tus pies a los míos se han convertido en la medida de la prudencia, pero también del extrañamiento. Para aquellos que no frecuentaron los colegios de sotanas con padrenuestro de primera hora, en los que se formaba la fila a un metro en posición de brazo extendido sobre el hombro del prójimo, el de la mascarilla y los guantes, nos en- treguen un metro de carpintero, debe saberse que dos metros son un hombre tendido en el suelo con sombrero de copa como Abraham Lincoln, un alero dotado de la NBA, dos perros golden retrievers de pie, dos gatos adultos para los anticaninos, un colchón de cama de dos metros para las parejas que no se reconocen, las astas de un alce americano en la medida de , una puerta al uso, un sofá estándar por el que se cuelan las monedas entre los cojines o una bañera en la que asome los pies Julia Roberts. En suma, dos metros es la distancia entre el todo y la nada en la nueva normalidad donde todo es rotundamente anormal.
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