National Geographic México

LOS_ROBOTS_HAN_LLEGADO

Si eres como la mayoría de la gente, es probable que nunca te hayas encontrado con un robot. PERO LO HARÁS.

CONOCÍ UNO UN DÍA ventoso y soleado del pasado enero, en la pradera de pasto corto cerca de la frontera de Colorado y Kansas, en compañía de un chico flaco de 31 años de San Francisco llamado Noah Ready-Campbell. Al sur, turbinas eólicas se extendían hacia el horizonte en filas desiguales, como un ejército silencioso de gigantes resplandecientes de tres brazos. Frente a mí había un agujero que se convertiría en el cimiento de otro.

Una excavadora Caterpillar 336 creaba ese agujero de 19 metros de diámetro, con paredes que tenían una pendiente de 34 grados y un suelo de tres metros de profundidad y casi perfectamente parejo. Amontonaba la tierra en un punto en el que no estorbara. Cada cavada, palada, elevación, giro y soltada de la máquina de 37 toneladas requería control firme y juicio bien afinado. En Estados Unidos y Canadá, los operadores especializados de excavadoras pueden llegar a ganar hasta 100 000 dólares al año.

El asiento en la excavadora, sin embargo, estaba vacío. El operador yacía en el techo de la cabina. No tenía manos; tres cables serpentinos negros lo ataban al sistema de control de la excavadora. Tampoco tenía ojos ni oídos, dado que usaba láseres, GPS, cámaras de video y sensores parecidos a giroscopios que estiman la orientación del objeto en el espacio para vigilar su trabajo. Ready-Campbell, cofundador de una compañía de San Francisco llamada Built Robotics, se trepó en la excavadora y levantó la tapa. En su interior estaba el producto de su compañía, un artilugio de 90 kilogramos que realiza un trabajo que solía requerir a un ser humano.

“Aquí es donde manda la IA”, dijo al señalar la colección de tableros de circuitos, cables y cajas de metal que conformaban la máquina: sensores para saber dónde está, cámaras para que pueda ver, controladores para enviar sus comandos a la excavadora, artilugios de comunicación que les permiten a los humanos monitorearla y el procesador donde su inteligencia artificial, o IA, toma las decisiones que un conductor humano elegiría. “Estas señales de control se transmiten a las computadoras que generalmente responden a las palancas y los pedales en la cabina”.

Cuando era niño en el siglo XX y tenía la esperanza de encontrarme con un robot cuando fuera grande, esperaba que actuara como humano, como C-3PO de La guerra de las galaxias, pero los verdaderos robots que se armaban en las fábricas eran muy distintos. Hoy millones de estas máquinas industriales atornillan, sueldan, pintan y realizan otras tareas repetitivas de línea de ensamblaje. A menudo aislados para salvaguardar a los trabajadores humanos restantes, son lo que la roboticista Andrea Thomaz, de la Universidad de Texas, ha llamado gigantes “mudos y brutos”.

El artefacto de Ready-Campbell no es así (aunque la excavadora sí tenía las palabras “PRECAUCIÓN. El Equipo Robótico Se Mueve

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