LA MAR DE HISTORIAS
Pocos lugares en el globo deben de haber conocido una explosión similar a la de La Valeta, ciudad fortaleza, Patrimonio de la Humanidad según la Unesco y auténtico museo al aire libre. Su capitalidad europea de la cultura en 2018 la hizo florecer en tiempo récord. Así que, cuando Michelín anunció el lanzamiento de su dedicada a Malta, con su primera estrella para tres restaurantes de la isla, volamos hasta el aeropuerto de Luqa para recordar la gastronomía, de mil influencias, del país. De Under Grain (167 Merchants St), de Victor Borg, nos quedamos con su En el espacio Noni (211 Republic St), con Jonathan Brincat ano tiene competencia. Y Kevin Bonello, tercer galardonado de la isla, nos sorprendió en De Mondion (Misrah il-Kunsill, ya en el municipio de Mdina) con platos como Lo cierto es que, al llegar a La Valeta, se nota el frenético de esta ciudad renacentista del siglo XXI, con exhuberantes hoteles –como el Rosselli (rosselli.mt), el único cinco estrellas de Malta, y el Saint Paul’s 66 ()– y con una impresionante cantidad de –como Valletta Lucente (20A st Lucia St), con su delicadísima de cerámica, Lucentini Shop–, restaurantes del nivel de D’Office () y del tradicional Ambrosia (137 Archbishop St), coctelerías donde brindar con un –es el caso de Alchemy (93 Strait St)–, chocolaterías de corte como Sunday in Scotland (172, st Lucia St), y tiendas que han respetado la fisonomía de antiguos comercio –llámese Barbuto Organic Shop Malta (256, st Paul St), el ultramarinos más Todo, salpicado entre edificios de caliza con robustas puertas adornadas por curiosas aldabas, miradores y persianas de madera de mil colores y hornacinas casi en cada esquina con tallas religiosas decoradas con flores y velas. La Valeta nació en 1566, bautizada por el Gran Maestre Jean Parisot de La Valette, y se desarrolló con estructura de parrilla. Su avenida Republic, la arteria principal, alberga dos mastodontes arquitectónicos: el palacio del Gran Maestre y la concatedral de San Juan, del siglo XVI. Al salir de visitar esta joya barroca, toma un café con en el novecentista Caffe Cordina (244 Republic St) antes de perderte por las calles del nordeste y viajar en el tiempo escuchando el rumor antiguo de esta ciudad con un halo tan que te transporta a una Sicilia de ropa tendida en los balcones, gatos que tientan a su suerte y ese empedrado que alberga tantas y tantas historias.
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