LA CENICIENTA EN CONSTANTE REBELIÓN
HISTORIADOR DEL CINE Y PERIODISTA
Soy una chica sencilla de campo, y nunca he pretendido ser otra cosa”. Así se autodefinió la gran estrella del cine Ava Gardner, que interpretó en la gran pantalla la encarnación de la belleza irresistible, y con frecuencia destructora, en filmes tan conocidos como Pandora y el holandés errante (1951), o a la mismísima diosa romana del amor en Venus era mujer (1948). Hollywood la promocionó como un auténtico icono sexual, como una figura voluptuosa y carnal al estilo de Rita Hayworth, en la que se mezclaban los mitos antiguos de la feminidad con arquetipos más modernos como la . United Artists la describió, en el cartel de un clásico in ortal, (1954), con una frase lapidaria (y también terriblemente machista) que se repetiría en miles de crónicas periodísticas: “El animal más bello del mundo”. Pero, aun en la cima del éxito, la diva siguió considerándose como una muchacha de pueblo que, accidentalmente, terminó entrando en el mundo del cine.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos