ANON YMOUS CRUZADA CONTRA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
En pleno confinamiento por la COVID-19, un asesino letal y silencioso que ha dejado un reguero de muerte y vidas truncadas como no se recordaba desde la Segunda Guerra Mundial, EE UU se ha convertido en un polvorín. Como si a pesar del azote del virus nada hubiese cambiado y los antiguos errores, los viejos fantasmas de la intolerancia y la discriminación, cobraran mayor fuerza. Y no solo a causa del confinamiento y sus inmediatas consecuencias, sino principalmente por el brutal asesinato del afroamericano George Floyd –entre otros crímenes raciales– a manos de la policía y que ha generado un imparable movimiento de alcance similar al #MeToo bajo el eslogan de Black Lives Matter (Las vidas negras importan), mayoritariamente pacífico pero con episodios de fuerte violencia en las calles, desde Washington a Nueva York, de Londres a Barcelona.
En medio de este escenario, que ha dado al reaccionario Donald Trump la ocasión de sacar a las calles de Minneapolis a la Guardia Nacional, algo que no había conseguido ni siquiera la pandemia, a la que el dirigente miró desde el principio con recelo, minimizando el riesgo –con más de 132.000 fallecidos en el país, y subiendo–, han salido de su letargo grupos que afirman estar cansados de la impunidad y la falta de justicia de los poderosos, del establishment, del gobierno en la sombra y fuera de ella. Entre ellos, el más célebre de todos y el más difícil de delimitar: Anonymous.
En ocasiones sus miembros, sean quienes sean, han llevado a cabo ataques de denegación de servicio (DDoS, por sus siglas en inglés) que buscan o bien hackear una determinada información, o bien sacar a la luz datos clasificados para el gran público y que afectan directamente a los pilares más básicos de la sociedad, como fue el caso de WikiLeaks, pero también la desclasificación de Edward Snowden y otros ejemplos de hacktivismo y periodismo a pie de guerra, temerario pero valiente.
RASTREANDO SUS ORÍGENES
Los «anónimos» son aquellos que configuran una red de inteligencia que hace investigación, produce, obtiene y divulga información, generalmente sensible para la opinión pública. Un artículo publicado en Le Monde Diplomatique incluía en su momento un mail en el que se podía entrar en contacto con la organización, para entrevistar a alguno de sus miembros –cosa que se ha hecho en varias ocasiones–pero también para formar parte, quizá, de su enrevesado entramado sin jerarquía. El mail en cuestión, que casi con seguridad ya no está activo, era: job@amonhq.com. Siempre se puede probar a escribir si el lector tiene interés en sus propuestas.
Otra de las «armas» sin pólvora de Anonymous es el Deface de sitios web, una técnica que se conoce como desfiguración o modificación de páginas web tras violar la seguridad del (o los) equipos informáticos. Consiste principalmente en modificar el archivo index.html o index.php de una página o servidor con el fin de sustituirlo por otra con contenido más grotesco, de protestas políticas o religiosas e incluso pornográfico.
Según lo que se puede sacar en claro de Internet y del ya no tanto , que cualquiera puede descargarse de la Red –y más si utiliza la o navegadores como Tor, que salvaguarda la dirección IP, al menos en su forma más simple–, y que el grupo liberó en que podemos usar para mantener nuestro anonimato en la red, el uso de VPN –red privada virtual–, servidores proxys, o el llamado , para que cualquiera pueda convertirse en un contra el sistema.
