El “concentrado de cadáveres”, un foco de contagio en Coyoacán
El médico legista Uriel Elías Guzmán realizaba su trabajo con normalidad en la agencia del Ministerio Público de la alcaldía Miguel Hidalgo, hasta que resultó contagiado de corona-virus y, tras pasar una semana en confinamiento, murió de covid-19 el 4 de mayo en el Hospital Ignacio Zaragoza, del ISSSTE.
Su viuda, Fátima Amaya, se lamenta: “Mi esposo trabajaba sin recibir el equipo necesario para su protección; cada mes le daban solamente una bata desechable de mala calidad, un cubrebocas normal, 100 mililitros de alcohol y un trozo de jabón de pasta. Tenía 38 años. Y al morir, nuestras dos pequeñas hijas y yo quedamos desprotegidas, pues él no tenía ninguna prestación laboral. Ni pensión ni nada. Yo tuve que pagar hasta los gastos funerarios”.
Como Elías Guzmán, muchos médicos forenses de la Ciudad de México padecen iguales desventajas laborales y están contrayendo el virus porque, sobre todo, trabajan con cadáveres contagiados y en pésimas condiciones sanitarias que no cumplen con los “Lineamientos para el manejo de cadáveres en casos confirmados o sospechosos de covid-19”, elaborados por la Cruz Roja.
Nadia Franco, de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y especialista en manejo
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