Grandes blockbusters de la historia del cine
Hay que aclarar que la selección de 21 títulos incluidos en este reportaje–20, más la ficha de película clásica que lo complementa, dedicada al tercer filme de la lista, Sonrisas y lágrimas–está integrada por las más taquilleras de todos los tiempos con las cifras de su recaudación ajustadas a los valores del dólar en nuestros días. Y las más taquilleras son producciones estadounidenses de la factoría de éxitos de Hollywood. En cada ficha he incorporado los otros títulos taquilleros del año de estreno de estos blockbuster para arrojar una muestra general de temas, propuestas y géneros dominantes entre los más taquilleros de la historia del cine.
Aunque no está en la lista, hay que aclarar que la primera película rompetaquillas de la historia del cine fue El nacimiento de una nación, dirigida por David Wark Griffith en 1915, auténtico fenómeno social en Estados Unidos que supuso la instalación del largometraje como producto dominante, dando paso además a la inversión en superproducciones, clave en el tema que nos ocupa.
El coste medio de una película en Estados Unidos a principios de los años diez raramente superaba los 200 dólares que podían llegar a multiplicarse por diez en la recaudación. En 1909, la inversión media por película había subido a 1000 dólares. En 1914, la cifra estaba ya entre los 10 000 y los 30 000 dólares. Y en 1920 el presupuesto invertido en una película podía estar entre los 40 000 y los 80 000 dólares. Pero al margen de esa cifra se situaban los denominados proyectos especiales o de superproducción, en la línea de El nacimiento de una nación, cuyo presupuesto podía ir de 100 000 a 200 000 dólares.
La llegada del sonoro puso la cifra media de inversión en 1930 en 375 000 dólares, en 1940 en 400 000, en 1950 alcanzaba ya un millón; en 1961, dos millones, y en 1976, después de Tiburón, el coste medio estaba en cuatro millones de dólares.
¿Y las recaudaciones? Pues este tema que tanto nos interesa lo abordó Davide Pirie en su libro Anatomy of the Movies, de 1984, donde daba las siguientes cifras sobre la evolución del número de películas estadounidenses que habían sobrepasado los diez millones de dólares de ingresos en Estados Unidos. Antes de 1950, seis películas estaban entre los 10 y los 15 millones, dos entre 15 y 25 millones, una entre 25 y 40 millones y una recaudó más de 70 millones. Entre 190 y 1959, trece ingresaron entre 10 y 15 millones, seis de 15 a 25 millones, una de 25 a 40 millones, una de 40 a 70 millones, y ninguna pasó de los 70. Entre 1960 y 1969, 29 películas ingresaron entre 10 y 15 millones, 25 entre 15 y 25 millones, cinco se quedaron en la banda de ingresos de 25 a 40 millones, cuatro en la de 40 a 70 millones y una pasó de los 70 millones. Entre 1970 y 1979, cuando comienza la era de los blockbusters, 85 películas ingresaron entre 10 y 15 millones de dólares, 70 entre 15 y 25 millones de dólares, 36 entre 25 y 40 millones de dólares, 19 entre 40 y 70 millones de dólares, y diez consiguieron ingresar más de 70 millones de dólares.
Había nacido el blockbuster tal y como lo conocemos, y para entenderlo es imprescindible considerar lo que afirmaba Jacqueline Nacache en su libro Film hollywoodien classique: “El éxito de una película de Hollywood es ante todo el triunfo de un modo de producción elaborado sobre el modelo de la industria capitalista estadounidense”.
De 1896-1908 el cine estaba controlado por sus inventores y luego por hombres de negocios. El sistema era un negocio de pequeñas empresas de alto crecimiento, las inversiones exigidas son mínimas. Entre 1909-1929 se dieron las primeras tentativas de concentración, aunque ninguna empresa llega a detentar el monopolio absoluto. Se produjo la guerra de patentes iniciada por la Motion Pictures Patents Company (MPPC) de Edison y sus asociados, y más tarde Adolph Zukor, fundador de Paramount Pictures, falló en sus intentos de monopolizar todo el sector. Un papel esencial en ello es el de los pequeños bancos. A finales de la década llegó el sonoro, y entre 1929-1948 los grandes bancos reforzaron su control sobre la industria cinematográfica merced a la crisis de 1929. Se crean las cinco grandes compañías (Paramount, 20th Century Fox, Metro Goldwyn Mayer, Warner y RKO), levantándose así el oligopolio hollywoodiense, en el que pocas empresas están en competencia.
El ocaso de dicho sistema, mirado desde el punto de vista de la explotación, llegó en 1948, cuando se aplicaron las leyes antimonopolio que exigían a Paramount prescindir de su circuito de salas, algo que luego hicieron el resto de compañías. Pero en términos de producción, el ocaso llegó en los años sesenta, con la retirada o muerte de
