Dentro de los archivos
Un día, el editor de Travelerme llamó. “Tenemos una asignación emocionante para ti”, dijo. Lugares lejanos danzaron en mi cerebro: Aitutaki, Tombuctú, Samarcanda. Pregunté por los detalles. “Don –inició–: quiero que estés una semana en las entrañas de National Geographic”.
“No estoy seguro de haber escuchado bien”, respondí. Él continuó: “Queremos que pases una semana explorando nuestros archivos fotográficos. ¡Será un viaje alrededor del mundo y por el tiempo sin salir del sótano! ¿Qué dices?”. Pensé: ¿Quieres que pase una semana en un cuarto sin ventanas en las profundidades de un edificio del centro de Washington D.C., sin sol, aire fresco, celebraciones culturales o festines locales?
Pero, después de reflexionarlo por un día, la curiosidad se apoderó de mí. Sería como explorar una vastedad ignota, el equivalente metafórico de viajar a los bordes de la Antártida o al corazón del Amazonas. En mi cabeza, la propuesta se convirtió en una gran aventura: la expedición a Archivia. ¿Qué tesoros esperaban en esas entrañas con aire acondicionado?
“Bienvenido a los archivos fotográficos de National Geographic, una de las colecciones más importantes del mundo”, dice Julia Andrews, mientras abre la puerta de una bodega con luz fluorescente.de un pirata fumando una pipa; fue pintado por N. C. Wyeth en 1914. La temperatura es fría, el viento sopla de los enfriadores de aire. Acepté pasar una semana en esta sala. Ahora estoy aquí, y no hay salida.
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