SAQUEN LA ARTILLERÍA
PERIODISTA
Durante la mayor parte de la historia de la humanidad no hubo tanta diferencia entre una depresión económica devastadora y una pandemia: las dos diezmaban a la población con miles de muertos (unas por enfermedad y otras por hambre), las dos tenían causas inescrutables porque inescrutable era la voluntad de Dios y, por fin, las dos castigaban a las poblaciones por sus gravísimos pecados, entre los que solía destacar la avaricia. A veces, las crisis contribuían a desatar epidemias y pandemias, y otras veces eran estas las que hundían a los países en el colapso financiero.
Las medidas que los Estados han tomado históricamente para amortiguar el impacto de esos desplomes dependen, sobre todo, del avance de la ciencia económica y de los recursos y el papel que tuvieran esos mismos Estados en la sociedad. Las instituciones financieras no llevan ni doscientos años reaccionando contra las recesiones más implacables con algo parecido a la ciencia económica de hoy porque, sencillamente, esta no existía.
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