“TENEMOS LAGRIMALES, AL IGUAL QUE DE AUTO UN ESCAPE.”
abollados avanzando a toda velocidad por una carretera iraquí, uno detrás del otro, rodeados de kilómetros y kilómetros de terreno desértico. Mientras se acercaban a un paso a desnivel, uno se movió hacia el carril de la izquierda y el otro al de la derecha. Posteriormente, se incorporaron al mismo carril. Era julio del 2003 y todos los días explotaban vehículos militares –los insurgentes solían lanzar granadas desde lo alto de las desviaciones en las carreteras. Bobby Somers, un especialista de 23 años del ejército de Estados Unidos, estaba conduciendo el segundo Humvee, apodado Bertha. Tenía una mano en el volante y la otra en una ametralladora que apuntaba a la ventana. Había un pequeño audífono en su oído izquierdo, con el cual escuchaba el álbum Get Rich or Die Tryin’ de 50 Cent. Estaba conectado a un reproductor de discos debajo del asiento. Somers había conducido miles de kilómetros así sin enfrentar ningún problema y se sentía invencible. Mientras el auto cruzaba otro paso a desnivel, Somers vio una lata de Mirinda naranja rebotando en el cofre, clink, clink, clink. En menos de un
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