LA MISTERIOSA MUERTE DE JUAN PABLO I
Su nombre real era Albino Luciani y nació el 17 de octubre de 1912 en el seno de una familia rural y católica de Forno di Canale (en la actualidad, Canale d’Agordo), una pequeña localidad del Véneto italiano, al noreste del país.
Con tan solo diez años descubrió su vocación sacerdotal, según explicaría años después, y en 1923, con once, ingresó en un seminario. Pasó más de una década formándose hasta que en 1934 fue sacerdote de su ciudad natal. Sería el comienzo de una constante ascensión por la jerarquía eclesiástica. En 1947 ya era vicario general de su diócesis (Belluno) y once años más tarde fue nombrado obispo (por el papa Juan XXIII) de la región de Vittorio Veneto. Ejercería este cargo durante otros once años, entre 1959 y 1970, fecha en la que fue nombrado por el papa Pablo VI patriarca de Venecia, un cargo que también había ostentado Juan XXIII. Finalmente, el 5 de marzo de 1973 fue elevado a cardenal.
Pablo VI falleció en Castel Gandonlfo cinco años después, el 6 de agosto de 1978, de un infarto de miocardio. Tras su muerte, se inició el habitual cónclave para elegir un sucesor y unos días más tarde, el 26 de agosto, Albino Luciani fue nombrado como el 263º Papa de la Iglesia católica. Entre otros motivos, fue elegido por su fama de erudito y sus dotes como comunicador y orador, aunque también porque era la opción de consenso entre los dos frentes abiertos dentro del Vaticano: los conservadores, disgustados con las reformas del Concilio Vaticano II, y los liberales, de los que estaba
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