ARTE aumentado
El 25 de enero de 1896 el mundo apenas y conocía el kinetoscopio, un dispositivo capaz de mostrar breves lapsos de imágenes en movimiento. Un año antes se proyectó La danza de la serpentina, donde no había historia, sólo movimiento: el baile hipnótico de una mujer que sacude su falda durante veinte segundos, producida por Edison Manufacturing Company, del inventor Thomas Alva Edison. Comenzaba la idea del cine a partir de breves fragmentos a los que el usuario podía acceder asomándose al visor de una caja oscura. Y sin embargo, el 25 de enero de 1896 los hermanos Lumière presentaron algo que hoy entendemos —discutiblemente— como un documental. El mito dice que aquel filme titulado La llegada de un tren a la estación de La Ciotat estremeció a más de una persona en la sala, ante el delirio de que el tren atravesaría la pantalla.
¿Puede la imagen suplantar a la realidad? Desde el óleo sobre lienzo hasta la fantasía del cine, históricamente los médiums del arte se han presentado como umbrales de verosimilitud. La experiencia de lo «real» se encuentra
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