El de Maduro, un régimen que se afianza
BOGOTÁ.- A un año de que el diputado opositor Juan Guaidó se autoproclamara “presidente encargado” de Venezuela, con la promesa de sacar del poder al mandatario Nicolás Maduro, el sentimiento predominante en ese país es la desesperanza.
Guaidó y sus aliados internacionales –principalmente Estados Unidos, Colombia y Brasil– crearon la expectativa de que el régimen que encabeza Maduro llegaría a su fin en los primeros meses de 2019, pero la estrategia para lograr ese propósito falló de manera estrepitosa.
El gobernante chavista, cuya “inminente” caída era proclamada hace un año por varios dirigentes opositores, no sólo consiguió mantenerse como presidente de Venezuela, sino que se afianzó en el poder.
Y esto es un balde de agua fría para las dos terceras partes de los venezolanos quienes, según todos los sondeos, responsabilizan a Maduro y a su gobierno del desastre económico, político y social que vive el país y, en consecuencia, quieren un cambio.
En los últimos 12 meses Guaidó y el grupo de países que lo apoya lo intentaron todo: aislamiento diplomático, ingreso de “ayuda humanitaria”, amenazas de invasión militar, sanciones económicas al gobierno y a sus principales figuras, el quiebre de lealtades en la Fuerza
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