Espionaje político desde los cuarteles
BOGOTÁ.- El senador opositor Iván Cepeda sabe que todo lo que dice en sus conversaciones telefónicas, sus correos electrónicos y hasta lo que habla en su hogar es monitoreado por los servicios de inteligencia del Estado colombiano.
Cepeda, cuyas denuncias tienen al poderoso expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez sometido a un proceso penal, ha sido uno de los blancos favoritos de las salas de escucha de los organismos de seguridad de Colombia desde hace 17 años, incluso antes de que fuera congresista, cuando dirigía el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado.
Por eso, a nadie en este país le sorprendió que el senador apareciera como uno de los objetivos de una operación de espionaje ilegal que acaba de descubrir la justicia colombiana.
Tampoco extrañó que entre los personajes vigilados estuvieran magistrados, periodistas, generales de las fuerzas militares y políticos opositores que se han caracterizado por defender el proceso de paz con la exguerrilla de las FARC.
Lo que resultó inaudito en esta nueva trama de espionaje es que las intercepciones a teléfonos celulares, cuentas de WhatsApp, correos electrónicos
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