Segundas VUELTAS
Gracias a la sobreexposición de la moda actual en redes sociales y en una búsqueda de la individualidad y personalización, las piezas se han vuelto una opción muy atractiva para el consumidor de lujo, pues éste las ve como una alternativa para sobresalir del resto demuy específico. El hecho de buscar y adquirir objetos de época o segunda mano ha dejado de ser sólo una tendencia, para muchos es una inversión a largo plazo, ya que al adquirir prendas clave de ciertos diseñadores, como una Chanel 2.55, una o de Hermès, incluso un Versace de los 90’s, con el paso del tiempo irán aumentando su valor. Otro de los factores que ha ayudado a subir la popularidad de este nicho es que rápidamente se ha ido convirtiendo en una opción para acceder a un mercado de lujo de manera responsable, puesto que no se consumen nuevas cosas, sino que simplemente se “recicla”, una economía circular, la cual permite disminuir las 92 toneladas de desperdicios que genera la industria al año y los millones de galones de agua que se utilizan en la fabricación de prendas. “Definitivamente, hemos visto aumentar el número de compradores de What Goes Around Comes Around con el incremento del movimiento de sostenibilidad. Estamos muy orgullosos de estar entre los líderes de este segmento”, mencionan Seth Weisser y Gerard Maione, cofundadores de WGACA, la tienda de antigüedades clásicas. Para satisfacer la demanda, que cada año ha ido creciendo considerablemente, especializadas como Resurrection en N.Y., WGACA y Void ofrecen una curaduría inigualable en la selección de artículos , y en los últimos años hemos visto aparecer plataformas que ofrecen piezas clásicas y de segunda mano, como Troquer en México, The Real Real o Vestiaire Collective en Francia, posicionarse como importantes competidoras en el sector. Asimismo, renombradas tiendas departamentales, como Selfridges, Neiman Marcus o Henri Bendel, han volteado y buscado unirse con estos para así tener una rebanada de un negocio que sólo el año pasado dejó $25 mil millones de USD en ganancias: “Asociarse con grandes tiendas con ideas afines, como Selfridges, representa una misión de colaboración y de largo plazo para todos. ¡Hacer de la moda circular un estándar en el mundo del es el futuro de la industria!”, opina Fanny Moizant, fundadora de Vestiaire Collective. Un mañana en donde más que pagar por ropa y accesorios se adquieran objetos que duren toda una vida y pasen de generación en generación.
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