un monstruo de bondad llamado Guillermo del Toro
La visibilidad alcanzada por Guillermo del Toro (Guadalajara, 1964) después de ganar el Óscar como mejor director a principios de este año ha sido la cereza del pastel para la carrera del tapatío. Y la develación de su estrella en el paseo de las luminarias del Hollywood Boulevard no es algo que para él se pierda entre la mar de elogios que ha seguido cosechando. No sólo por su talento como realizador y productor, sino por ese tesón con que planea sus proyectos, acariciándolos y defendiéndolos como una bestia a sus cachorros.
La analogía bestial no es casual, toda su carrera ha sido una reivindicación de esas otredades con las que se sintió identificado desde su niñez y que pagó con creces a su familia el asombro ante esa criatura pálida y superdotada que empezó a leer en inglés desde los 6 años, y a mostrar
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