LA PIRÁMIDE ESCALONADA DE SAQQARA
CONSTRUIR UNA MONUMENTAL ESCALERA HACIA EL CIELO. Esa debió ser la intención del arquitecto Imhotep cuando concibió la célebre pirámide escalonada de Saqqara. Con sus 60 metros de altura, era la edificación más grandiosa que habían acometido los egipcios hasta entonces.
Tales dimensiones respondían al propósito que perseguía su ideólogo, y ese no era otro que permitir que su señor, el Faraón Djoser, perteneciente a la tercera Dinastía, una vez enterrado, ascendiese por los seis peldaños de la pirámide para encontrarse con Ra, dios del sol y origen de la vida, sin necesidad de comparecer ante el tribunal de Osiris, el dios encargado de juzgar las almas de los difuntos.
¿MASTABA O PIRÁMIDE?
Si pretendemos ser rigurosos, en realidad, no se debería etiquetar a la de Saqqara como una pirámide, y tampoco es del todo exacto calificarla de "pirámide escalonada". De hecho, como se demostró después, el edificio ni siquiera partió como tal en el proyecto inicial, sino que fue el resultado de una serie de modificaciones sucesivas que surgieron durante su construcción. En origen, se trataba de una mastaba, gran estructura de ladrillo de techo plano con la que se cubrían tradicionalmente las tumbas faraónicas desde la primera Dinastía.
Pero analicemos situación y evolución. La pirámide de Saqqara, en la Antigüedad, era denominada como Dyeser Deyeseru, "la más sagrada", debido a que fue construida en el interior de un recinto religioso rodeado por un muro e integrado por una serie de edificios simbólicos y religiosos, y plagado de túneles y almacenes. El conjunto se encontraba en Menfis, en aquella época capital de Egipto, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos 30 kilómetros de El Cairo. Por tal motivo, en Saqqara
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