ESTUDIOS SERIOS
y presentada por , corresponsal de esta cadena en Oriente Medio, en la que, aparte de realizar un genial análisis de la vida de desde el punto de vista de la Historia y la Ciencia, aportó, en el último episodio (), una reconstrucción de cómo debió ser la cara de Jesús. De ello se encargó el prestigioso forense (de la Universidad de Manchester), tomando como base un cráneo judío del siglo I encontrado en Jerusalén, y cubriéndolo con capas de arcilla. El resultado no podía ser más diferente a la imagen de Jesús que, tradicionalmente, se ha representado en el arte: un señor con pómulos y nariz prominentes, con el cabello rizado y castaño, y la tez morena. ¿Cómo pudieron saber de qué color eran su piel y su pelo? Pues, simplemente, por comparación con los palestinos de hoy en día. Aunque interesante, esta reconstrucción indica una simple probabilidad.
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