EL ORIGEN DE LAS MONARQUÍAS
LA DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO ROMANO OCCIDENTAL, EN GRAN PARTE CONSECUENCIA DE LA INCURSIÓN DE PUEBLOS DE ORIGEN GERMÁNICO, TRAJO CONSIGO LA ARTICULACIÓN DE GOBIERNOS INDEPENDIENTES EN LAS ANTIGUAS PROVINCIAS ROMANAS. ESOS NUEVOS PUEBLOS TENÍAN UNA ORGANIZACIÓN MONÁRQUICA, BASADA EN EL PODER ABSOLUTO DE UN INDIVIDUO QUE REGÍA LOS DESTINOS DE SU PUEBLO. Así, fueron surgiendo por toda Europa diferentes pueblos, que sin alcanzar el esplendor y la magnífica estructura que había conseguido obtener Roma, formaron una red de reinos con intereses propios y sus correspondientes cuitas personales. Unos se fueron imponiendo a otros con mayor o menor éxito hasta consolidarse o desaparecer, según el caso.
ESPAÑA
En Hispania se instaló, a partir del siglo V, el pueblo visigodo, que, proveniente del norte de Europa, hacía varios siglos que se había ido introduciendo en territorio romano. Ataúlfo fue el primer monarca de este pueblo visigodo que reinó en Hispania, todavía bajo el dominio de Roma, aunque su independencia fue tomando forma a medida que adoptó disposiciones regias. Esa es la primera muestra de poder real o monárquico autónomo en España, y se remonta, nada más y nada menos, que a mil seiscientos años. La posterior conquista musulmana dio paso al largo proceso denominado Reconquista. En varios núcleos cristianos del norte peninsular, especialmente en Asturias, se constituyeron reinos y espacios articulados monárquicamente que, de manera paulatina e ininterrumpida, procedieron a recuperar el territorio peninsular, teniendo como referente el extinguido reino hispanogodo y, como
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