“MIS IMPLANTES DE SENO ME PROVOCARON CÁNCER”
“Vas a sentir esto”, dice la enfermera. “La anestesia no llega a los huesos”. Anna Nightingale escucha esas palabras, pero no las asimila completamente. Es enero de 2019 y es aquí, en un hospital de Malta, donde la británica de 43 años ha pasado las últimas dos semanas, lidiando con la noticia de que tiene cáncer en el nódulo linfático debajo de su axila derecha. Ha sido operada para remover los crecimientos, pero ahora los doctores recomiendan quimioterapia. El procedimiento más reciente –extraer un pedazo de hueso y hacer una prueba del líquido de la médula– determinará si el cáncer ha llegado a sus huesos. “Fue una tortura, el peor dolor que he sentido”, le dice a Women’s Health. ¿El pensamiento que cruzaba por su cabeza mientras gritaba en agonía y se sujetaba del barandal de la cama? Te provocaste esto tú misma.
Anna es una de las pocas pero cada vez más mujeres que han sido diagnosticadas con linfoma anaplásico de células grandes (LACG) asociado a implantes mamarios. Se trata de un tipo raro de linfoma que es causado por los implantes texturizados. El cáncer es un diagnóstico devastador
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