LAS EMPRESAS SE CUBREN ANTE EL CAMBIO DE CICLO
La economía global se enfrenta a un escenario de máxima incertidumbre en un territorio desconocido: el de crecimiento económico sostenido mediante tipos de interés reales negativos. Los inversores han perdido la capacidad para discernir lo real de lo aparente en un nuevo statu quo en el que la banca central y los políticos son determinantes a la hora de guiar los designios del mercado. Y a estos factores se une el hecho de que el inquilino de la Casa Blanca provoca frecuentes incendios institucionales que, además de crear conflictos diplomáticos, afectan a las cotizaciones de las empresas y siembran más dudas, si cabe, entre inversores y analistas.
Cuando parecía que 2019 sería un año positivo para las bolsas que permitiría extender el fin del agotado ciclo económico, la ausencia de avances en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, junto con la ofensiva de Donald Trump contra su vecino mexicano –y las incógnitas sobre la capacidad de la eurozona para solucionar la crisis de deuda italiana y el brexit–, han traído de nuevo la volatilidad a los mercados de renta variable, que sobreviven artificialmente por el respaldo incondicional de las políticas monetarias ultraexpansivas.
En este contexto, durante la primera mitad del
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