AQUELLO QUE PERMANECE
sea observando las fachadas descoloridas de las villas de la ciudad de Milán desde el séptimo piso de la galería Fondazione Prada, el museo de arte de esta firma de moda, o sorbiendo un un poco más abajo en el Bar Luce –una cafetería diseñada por Wes Anderson–, hay tres colores pastel que te persiguen allá donde vayas: el limón, el fresa y el pistacho. Anderson se inspiró en las películas neorrealistas italianas de mediados del siglo pasado (concretamente, en la película de 1960 , de Luchino Visconti) y optó por introducir en el diseño de la cafetería detalles que mantuvieran esas mismas tonalidades pastel: mesas hechas de formica, vitrinas expositoras o suelos moteados de terrazo. No es casualidad que esta terna de colores defina el pequeño comedor de un apartamento cerca del parque Sempione, una vivienda recientemente sometida a una renovación radical ejecutada por dos diseñadores que son viejos amigos y colaboradores, Andrea Marcante y Adelaide Testa, ambos afincados en Turín. Desde que se fundó en 2014, Marcante-Testa se ha convertido en sinónimo de espacios interiores comerciales y residenciales contemporáneos y austeros. La combinación de metales de tonos cálidos, detalles
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