VILLA INSPIRACIONAL
TRAS MI EXPERIENCIA EN ROMA y desde mi desembarco en París hace unos años – persiguiendo el sueño de ingresar en el prestigioso Institut Français de la Mode–, mis fuentes de inspiración como diseñador no han dejado de crecer. Si Madrid y mi querido País Vasco forman parte de mis raíces y, sin lugar a dudas, han determinado mi identidad creativa, la capital francesa me ha brindado grandes oportunidades a nivel profesional y, especialmente, me ha permitido palpar, con gran estupor, la excelencia en la moda. En París estoy teniendo la oportunidad de conocer a grandes talentos, de enriquecerme con los secretos que la ciudad esconde y, en definitiva, de caminar entusiasmado por donde lo hicieron los grandes.
El Festival Internacional de Moda, Accesorios y Fotografía que se celebra desde hace 34 años en la encantadora Costa Azul, –concretamente en el pequeño pueblo de Hyères–, es precisamente uno de esos momentos únicos que París, y en este caso Francia, me regala con generosidad. Por segundo año consecutivo participo, disfrutando al mismo tiempo, de unos entrañables días (con sus respectivas noches), de un entorno en el que la creatividad se escribe con mayúsculas, de una atmósfera en la que la estética se busca con anhelo y serenidad al mismo tiempo. Deslumbrantes desfiles, exposiciones únicas, conversaciones apasionantes y, por qué no, algún que otro a orillas del Mediterráneo, son los ingredientes que componen un decorado idóneo para garantizar que este encuentro entre profesionales del sector sea simplemente perfecto. Y es que cada año, la histórica Villa Noailles, una construcción que data de 1923 firmada por el arquitecto y diseñador Robert Mallet-Stevens, y cuyos muros han sido testigos de la obra de artistas como
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