VE A DORMIR… YA
Tú lo haces. Nosotros lo hacemos. La Reina de Inglaterra lo hace. Y lo hacemos por un tercio de nuestras vidas. Por supuesto, no hablamos de pasar el tiempo mirando fotos en Instagram (los estamos viendo, @theroyalfamily). Hablamos sobre dormir. Independientemente de la edad, el género o el estatus social, dormir nos une a todos.
“Dormir no discrimina entre el integrante de una tribu africana, que duerme sobre un lecho de hojas secas, y el habitante de una ciudad que se va a dormir a un costoso colchón de resortes en su departamento de lujo”.
-Peretz Lavie, El Encantado Mundo del Sueño
Todos duermen, pero hay distintos tipos de dormidores. Hay aquellos que duermen como un tronco; están los CEOs y ejecutivos de alto nivel que felizmente operan con cuatro horas de sueño al día; se encuentran los que genuinamente tienen problemas para conseguir al menos cuarenta pestañeos, así como quienes piensan que ya saben todo lo que deben saber sobre dormir. En fin, bienvenido al laberinto de contar ovejas. Sigue estas preguntas y quizá te guíen a la solución de tus problemas de sueño.
¿POR QUÉ DUERMES MENOS?
NO ES SEGURO ALLÁ AFUERA
De manera consciente o no, esta es una de las mayores interferencias de un buen sueño. En nosotros prevalece una necesidad primitiva de sentirnos seguros antes de que realmente podamos descansar. Esto lo vemos en la mayoría de los animales, desde la presa que busca refugio entre las llanuras hasta el gato que se niega a dormir en su nueva cama. Justo cuando pensamos que la evolución nos ha mejorado en todos los aspectos, nos damos cuenta de que no somos diferentes a otras especies. Lo anterior explica por qué el sueño no es tan profundo en un ambiente desconocido, como la primera noche en un hotel en el extranjero, sin importar que sea cinco estrellas y que las almohadas sean suaves
De hecho, las pruebas han demostrado que el cerebro permanece alerta en tal situación, incluso hasta después de varias noches de ya estar familiarizado con el lugar. Si tú, que no te enfrentas a ningún tipo de restricción para caer sobre la cama y babear, crees que estás exento, la sensación de seguridad va más allá del espacio físico. Se aplica también a los efectos psicológicos de los comportamientos personales, lo cual justifica que no se pueda conciliar el sueño antes de una importante presentación, por ejemplo. Consistente con muchos trastornos, la falta de sueño a menudo se deriva de miedos muy arraigados en nuestro interior.
NO HAY NOCHE
El 4 de septiembre de 1882, en el 225-257 de Pearl Street, en el Bajo Manhattan, Thomas Edison presentó la primera estación de generación de electricidad, lanzando así a la raza humana a un nuevo y rediseñado ciclo de luz y oscuridad. No es una novedad que la bombilla amplificó radicalmente los efectos que sus antecesores, las lámparas de aceite y las velas, tenían sobre nuestros patrones de sueño y nuestro mecanismo biológico. En términos científicos, en la oscuridad, las células fotosensibles de las retinas envían señales al núcleo supraquiasmático (que es como el cronómetro del cerebro), el cual incita a que la glándula pineal comience a segregar melatonina, que contrarresta la acumulación de adenosina y media el sistema homeostático, lo cual posteriormente conduce al sueño. Está bien, lo sabemos, te estamos perdiendo… Para hacerlo simple: la luz artificial engaña a tu cuerpo haciéndole creer que es de día, retrasa la liberación de melatonina y retrasa aún más la concepción del sueño. Lo que antes era la mitad de la noche, ahora es para muchos de nosotros, en el mejor de los casos, la hora de ir a la cama.
En Singapur, el país con mayor contaminación lumínica del mundo, con un nivel de polución del 100 por ciento, no es un enigma que sus habitantes sean algunos de los que presentan mayores índices de falta de sueño. No es descabellado decir que, sin importar que desapareciera el alumbrado público y las luces fluorescentes, las calles de ese país seguirían estando llenas de luz. Una vez que comienzas a notar la cantidad de luz en un distrito en particular, no
