GENERADOR DE ADRENALINA
El Ford GT no es un deportivo más. Ha nacido como un coche de carreras y se nota. No deriva de un vehículo de calle “normal”, del que se hace una versión estratosférica para luego convertirlo en un auto de pista. En este caso el proceso ha sido al revés. Y cuando se hace así, el resultado suele ser espectacular. Sin concesiones al uso civilizado y diario. Sin ninguna concesión a nada más que lograr las mejores prestaciones (la mejor prueba es que la cajuela es de unos ridículos 11 litros). Porque este Ford ha nacido para competir en los campeonatos GT de resistencia y, por tanto, para ganar las 24 Horas de Le Mans. Se diseñó como coche de carreras y luego se adaptó para matricularlo. Así ha
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