¿MEJOR QUE EL 911?
Tres pedales para solo dos pies, un cambio de velocidades en lugar de un botón para cambiar la marcha, no hay ruedecita para seleccionar el modo de conducción, ni dirección de eje trasero, ni supresión de balanceo… No es broma: aquí la deportividad se fabrica de forma tradicional. Los ingredientes modernos se reducen a que puede desactivarse la función de aceleración automática, a que también puede desactivarse el control de estabilidad y al chasís adaptativo que distingue entre (¡oh, cielos!) dos niveles de dureza. Pulsando un botón se tensan los amortiguadores; pulsando otra vez, vuelven a relajarse. ¡Eso es todo!
Suponiendo que sea cierto todo lo que nos cuentan, de que toda esa parafernalia de electrónica activa progresiva es de vital importancia para obtener un rendimiento conforme a los tiempos modernos, al Cayman GT4 le tendríamos que encender una vela. Por otra parte, la dinámica de estos vehículos con denominación
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