El lookdel sonido
Una mañana de domingo en enero, el Lower Broadway de Nashville –“Lower Broad” para los lugareños– se ve como el día posterior a un apocalipsis zombi. No hay ni un alma en dos manzanas a la redonda, salvo un indigente junto a una estatua de Elvis. Me saco del bolsillo los últimos dos dólares que tengo y se los doy.
Paso por el morado Tootsie’s Orchid Lounge. En otros tiempos, este tugurio áspero recibía a Mel Tillis, Waylon Jennings y Patsy Cline, algunas de las estrellas que cruzaban el callejón desde el auditorio Ryman para tomar un trago rápido. En noches más tranquilas también podía llegar una cara famosa a tocar con la reverenciada banda de la casa.
Ahora hay puertas cerradas bajo letreros de luces neón apagados, más de unos cuantos en formaen estos lugares la noche anterior, en el codiciado espacio del sábado después de las 10:00. Pero, como cada vez sucede más, muchos pasaron desapercibidos ante el creciente número de despedidas de soltera y asistentes a convenciones. Nashville está en auge; se dice que cerca de 100 personas se mudan aquí cada día y el número de visitantes es de unos 15 millones anuales, con crecimiento récord año tras año.
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