Que leer

Mesa de recepción

ace unos meses descubrí, en un canal de pago, una serie policíaca que transcurre en Islandia. Se titula . Fue por azar. De esta serie no leí nada en ningún diario, ni de ningún especialista en series, que tan de moda se han puesto. La serie transcurre en un pueblo perdido entre fiordos, al norte de Islandia. El pueblo se llama Siglufjördur. De paso, (1966). Su padre es el pintor mallorquín , que siendo muy joven conoció en Barcelona a una chica islandesa y se marchó con veintipocos años a Islandia. Allí hizo su carrera como pintor. La serie tiene dos temporadas y si alguien me preguntara por su interés y sus cualidades yo le respondería que la viera. , amén de sus peripecias, da mucha información sobre el modo de vida islandés y nos brinda un cuadro sociológico bastante interesante. Uno de ellos es que vemos en la serie a todos sus policías y detectives sin armas. En sus pueblos la gente no cierra las puertas con llave. Me entero de que las madres en Islandia dejan en la calle a sus bebés en los carritos para que vayan acostumbrándose al frío. No temen que nadie los secuestre. Y también me entero de que su tasa de crímenes violentos es de dos por cada 100.000 habitantes. En esta tasa se supera con creces, pero eso es una licencia que permite la ficción y que no le resta verosimilitud a la serie. Si hago mención de esta serie es porque estos días también leí una novedad policíaca que me gustó bastante. Se trata de (Seix Barral), del escritor islandés . Curiosamente la trama de la novela transcurre también en el remoto pueblo pesquero de Siglufjördur. Un exestudiante de teología abandona la capital para trasladarse al norte y ocupar una vacante como policía. Allí se encuentra con una sociedad cerrada, endogámica. Pero sobrevive a la soledad ocupado en un accidente que tiene toda la pinta de un asesinato y otros hechos turbios. Como la serie televisiva que describí más arriba, el autor deja señales del modo de vida islandés, como debe ocurrir, por otra parte, en toda novela negra que se precie. Esta novela me hizo recordar a otro autor islandés que se puso muy de moda hace unos años, me refiero a y su famosa novela (2009). Tanto a Indridasson como a Ragnar Jonasson, les interesa del crimen ese costado insondable que llevan adherido algunos de ellos. Si les gusta la novela negra, esta vale la pena.

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