CUIDAR, CUIDARSE, DEJARSE CUIDAR Masaje facial japonés, el arte del cuidado.
Hemos crecido en una sociedad en la que normalmente, y sin generalizar, hemos aprendido muy bien a cuidar del otro, dejando muchas veces nuestro autocuidado de lado. Incluso nos puede resultar complicado dejarnos cuidar, como si eso no fuera con nosotros, o sentir que si lo necesitáramos se viera como una debilidad, volviéndonos frágiles y vulnerables.
Nada más lejos de la realidad. Al dejarnos cuidar recuperamos nuestra capacidad de sentir y recordar lo agradable y nutritivo que es ser mimado y atendido y, en alguna medida, ver cubiertas algunas de nuestras necesidades, dando paso a una mejor calidad en nuestra labor de cuidadores y de personas.
CASO CLÍNICO
Laura tiene 60 años, de profesión secretaria, trabaja en un
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