¿PROBLEMAS DE CIRCULACIÓN? ¡TENEMOS LA SOLUCIÓN!
Para entender cómo se desarrollan y, sobre todo, cómo pueden prevenirse los problemas de circulación, lo mejor es comprender primero cómo funciona el sistema circulatorio, muy similar al de unas tuberías. Todo comienza en el corazón, esa bomba que nunca se detiene, encargada de enviar oxígeno y nutrientes a las células del cuerpo a través de una red arterial «de tuberías». Las más grandes son las arterias. Y a medida que se acercan a las células cada vez se vuelven más pequeñas, formando las arteriolas y capilares.
Al final de este complejo sistema, una parte del líquido sanguíneo se disemina por los diferentes tejidos para nutrir las células. Pero a la vez este líquido va recuperando los residuos que se originan en esas células para evacuarlos; una parte será a través del sistema linfático y la otra por medio del sistema venoso de retorno al corazón.
Esta parte del sistema circulatorio es la que nos interesa ahora. Lo que ocurre es que cuando la sangre venosa regresa al corazón y a los pulmones para reoxigenarse, en ese recorrido no interviene la
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