¿Y TÚ, QUÉ SABES DEL ACEITE DE PALMA?
Es este un aceite de origen vegetal procedente del fruto de la palma africana (Elaeis guineensis). Se trata de una planta originaria de África, aunque se cultiva abundantemente en Asia y América. El aceite obtenido está formado, sobre todo por ácidos grasos saturados, ácidos grasos mono insaturados (principalmente ácido oleico), ácidos grasos poliinsaturados y ácidos grasos saturados (ácido palmítico).
No se recomienda un consumo habitual de este tipo de grasas en la dieta, ya que puede favorecer el aumento de los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL), el denominado colesterol malo. Por tanto, el consumo habitual de productos que contienen grasas saturadas en su composición hace aumentar los riesgos de padecer problemas cardiovasculares.
El aceite de palma es el más utilizado en el planeta. Está en casi toda la gama de alimentos y productos de consumo diario, y aunque esté demostrado que no es la grasa idónea para la nutrición humana ni para el ecosistema, (y como reza mi creencia, nada que no sea adecuado para el planeta puede ser adecuado para el consumo humano), este aceite se ha puesto por delante del aceite de soja o de colza, que también dejan mucho que desear en cuanto a calidad y ecología.
Quien piensa que sustituir las grasas hidrogenadas por grasas saturadas es una garantía
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