El jardinero del alma
Nacido el 2 de julio de 1877 en Claw, Alemania, Hermann Hesse chocó con su familia desde una edad muy temprana. Tenía un carácter extremadamente sensible y fantasioso, combinación que derivaría en un temperamento rebelde, incompatible con la férrea disciplina protestante que habitaba en su hogar.
Como muestra de ello, veamos un fragmento de lo que su madre escribió en su diario cuando no había cumplido aún los cinco años: «El pequeño Hermann ha faltado esta mañana al colegio. Como lo ha hecho a escondidas, lo he castigado encerrándolo en la habitación de los invitados, a lo que él me ha contestado: “No servirá de nada que me encerréis aquí; puedo entretenerme mirando por la ventana”».
De hecho, a lo largo de sus primeros dieciocho años estuvo en guerra constante con sus padres, que confiaban en que Hermann se convertiría en misionero en el futuro, pero, como veremos, su destino discurriría por otros caminos.
«LA VERDAD SE VIVE, NO SE ENSEÑA.»
HERMANN HESSE
LA NIÑEZ DEL LOBO ESTEPARIO
Cuando sólo tenía seis años, sus padres decidieron mandarle a un internado para los hijos de los misioneros pietistas destinados en África y en la India. Estaba ubicado en la ciudad de Basilea, donde la familia se trasladó en 1881.
Regresó a su ciudad, Claw, cinco años más tarde, en 1886, para continuar su formación en la escuela local. Hermann empezó entonces a interesarse por los estudios y sus buenas notas indicaron que quizá seguiría los pasos de su abuelo materno o de su padre.
Sin embargo, su espíritu libre le llevó a inclinarse por las artes. Componía música con su violín, que desde entonces le acompañaría toda su vida, y también empezó
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