SUBMARINOS
Los submarinos poseen tanta personalidad que se han erigido como una categoría aparte del género bélico: sus rasgos son irreproducibles en cualquier otro subgénero. No obstante, entre los entresijos de una de estas bestias de acero acontecen tantos dramas que acepta el maridaje con el resto de géneros cinematográficos; menos la comedia. Por eso, (1959), aun aceptando que pueda ser una buena película de Blake Edwards, es la única de submarinos que no tolero. En (2002), por ejemplo, David Twohy sumergió a fantasmas en las profundidades del océano para atemorizar a los ocupantes de un submarino norteamericano en plena Segunda Guerra Mundial. A decir verdad, pocos lugares parecen tan adecuados para albergar una historia de terror gótico como los oscuros pasillos y las claustrofóbicas estancias de uno de estos sumergibles. No piensen que Twohy, pese a su vocación
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